jueves, 15 de mayo de 2008

Niños Ocultos (V): reinserción

Ésta es la última entrada sobre el tema de los niños ocultos, salvajes o ferales. En las anteriores he ido desglosando este asunto del que seguro muchos de vosotros, incluida yo, no teníais mucha idea. No podía concluir sin escribir acerca de la posible reinserción. Lo más difícil en el caso de la reeducación es que no se puede recurrir a generalidades ya que la vida de cada niño ha sido distinta despúes de su vuelta a la sociedad. Tendríamos que destacar si padecían enfermedades o incapacidades previas al aislamiento, la edad (tanto anterior como posterior), los educadores que tuvieron... etc. Por la complicación que suponía este último apartado he recurrido a relataros cómo fueron los intentos de aprendizaje y sociabilización de cada uno de los ejemplos de niños ocultos que figuran en este blog.
Niños criados con animales
  1. Víctor de Aveyron: tras cinco años de programa educativo encomendado al profesor Itard, el estado físico del joven mejoró pero no sucedió lo mismo con sus conductas. No conseguió hablar ni comportarse de manera civilizada. Muchos creen que el fracaso del educador se debía a que Víctor era autista de nacimiento; sin embargo, otros opinan que el problema estuvo en la forma en la que se le intentó reeducar, de manera unidireccional. El niño murió tras una enfermedad (se cree que de pena) sin haber aprendido nada.
  2. Oxana Malaya: tras su descubrimiento y su ingreso en una clínica de discapacitados mentales, Oxana aprendió a caminar verticalmente, a comer con las manos y a comunicarse como un humano, pese a que siguió mostrando su extraño comportamiento canino. El "éxito" en el aprendizaje, en particular a la reutilización del lenguaje, se debió, en parte, a que la niña perra ya tenía un cierto discurso infantil antes de ser abandonada.
  3. El niño lobo: no se puede utilizar este caso para hablar de reinserción porque en la actualidad, como apunté en la entrada correspondiente, se le sigue buscando.
Niños confinados
  1. Kaspar Hauser: es, sin duda, el caso de reinserción más asombroso y atípico. A las seis semanas de su aparición Kaspar era capaz de hablar con fluidez además de estar capacitado para leer y escribir. Poco a poco llegó a tomar conocimientos de filosofía, latín y ciencias.
  2. Genie Wiley: aunque la pareja que se encargó de ella durante cuatro años lograse un relativo éxito (aprendió los fundamentos del lenguaje de señas, frases cortas, dibujos comunicativos...) la convivencia con su madre ocasionó una palpable involución y Genie nunca más volvió a hablar.
Valiéndome de estos ejemplos concluiré dando mi opinión sobre el tema que he tratado en mis cinco entradas. La privación total del entorno de los niños ferales ocasiona grandes secuelas psíquicas que, en la mayoría de los casos, son irreparables. Reeducar a estos niños no es lo mismo que el aprendizaje de un bebé. Los primeros han vivido experiencias que les han ido conformando y haciendo seres deshumanizados.
Espero que os haya gustado nuestro blog y que os sirva para aprender algo sobre los diversos temas aquí tratados.

Ruth Burgos Gómez

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